El presidente Uribe sale hoy a 5 o 6 países a explicar -en dos días- directamente a cada presidente suramericano lo de las bases que podrán utilizar los norteamericanos en Colombia. En apariencia se trata de la política de salón, la diplomacia, de moderación de los modales políticos. Nada garantiza nada en política y menos unas conversaciones de lo que sucederá con esa opción que se otorga a los fuerzas nortemaricanas. Claro que una verdadera diplomacia debe tener suficiente fuerza para que sea eficaz y produsca modificaciones en la configuracióbn del mapa. En algo se parecen todos, en el tratamiento caudillista del asunto.
También es evidente el escalamiento político militar que está sufriendo la región. Colombia se prepara para mostrar con alta tecnología todo lo que sucede en sus fronteras para probar todo lo que se mueve allí, desde la coca hasta las armas. Y ambos son materiales explosivos.
Honestamente Chavez y Correa deben estar arrepentidos de haber provocado indirectamente la situación, empezando por el retiro que exigió Ecuador de la base en su territorio con bombos y paltillos y que justificó la decisión de ofrecerle esas bases en colombia. A cambio de una se ofrecen 7 bases. Típico de Uribe.
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