7.12.2010

El cantar del Mio Cid mediático.


Como en el Cantar del Mio Cid, muestran en TV al embalsamado Fidel Castro, para dejar en claro que el régimen sigue vivo a pesar de su muerte. Ingrid sale a dar una entrevista doble o triplemente virtual en la que dice las babosadas de siempre, unas declaraciones que debió consultar con la almohada - y no con su mamá- antes de hacer el ridículo,  Sarkozy se enreda con las cuentas de su campaña ´presidencial y dice que todo está motivado por una campaña en su contra (cual político colombiano). El Congreso Iberoamericano de Cultura sobre música parece una reunión improvisada de amigotes que no preparan nada serio antes de improvisar por el "live stream". La gente parece haber perdido el miedo a hacer el ridículo frente a los demás, y lo de menos es lo de más: mojar prensa como decían los abuelos. Ahora –ya se sabe- lo importante es mantenerse en la pantalla del televisor, intentar alargar los 15 minutos de fama que le regala la vida a todo el mundo. Aunque en estos días el mundial de fútbol con su larga estela mediática los eclipsó a todos.


Y la rueda sigue dando vuelta y mucha agua pasa por debajo de los puentes. Al menos desde el siglo XI las cosas se repiten con una apariencia de eternidad.

Todas estas críticas las hago por catarsis, no porque crea que pueda evitarse el mar de babas en que se patina en la mayoría de los medios de comunicación. Así como tampoco creo que pueda evitarse el fracaso del modelo prohibicionista del Narcotráfico que ha imperado durante los últimos veinte años con el respaldo de las grandes potencias. La babosería no es exclusiva de los países pobres. Es producto de la pereza que existe de intentar provocar un viraje en los asuntos que de verdad vale la pena discutir en los mass media. Todos miran, sin limpiarse la boca, las maravillas tecnológicas que permiten decir o hacer cualquier cosa.