6.03.2008

Los pronósticos




Los últimos sucesos de la guerra dejan un reguero de cadáveres de la guerrilla. El mes pasado quedó tendido en el camino el líder del grupo. Cuatro décadas en el ajedrez de la toma del poder, formando un ejército que finalmente parece en desbandada. Sabido es que mucho de lo que sucede no se sabe. Pero los columnistas se han divido últimamente en los que creen que las Farc están en los últimos días, con el peligro de un coletazo terrorista. Los que creen que debe haber un generoso ofrecimiento de paz para que no se eternice la confrontación y los que piensan que nada ha cambiado simplemente es un cambio generacional de los dirigentes.

Acorralar políticamente a Alfonso Cano puede producir que las Farc recurran al peor de los terrorismos para desmentir su agonía, o a que se refugien en Venezuela para forzar un desbordamiento internacional del conflicto. Las Farc no van a tomar la iniciativa de negociar, porque eso equivaldría a la rendición. Cano necesita una salida decorosa para poder presentarse como el salvador.

La evidente explosión de hipótesis ante la perdida de espacio de la guerra es sana. Aunque la sustentación no está al alcance de ninguna interpretación. Nadie pensaba que Marulanda moriria en el peor de los momentos para las Farc y que incentivaría los ánimos para un tercer período de Uribe. La política es el arte de lo posible. Y aunque cualquier cosa puede pasar algo queda claro: se acabó la suficiencia de invencibles de ese grupo y por supuesto cualquier atisbo de llegar a tomarse el poder. Lo nuevo e impredecible son las ramificaciones internacionales que ha tenido el desmoronamiento de las Farc.

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